XIV
Todo lo que nunca te escribí, a veces me desborda y revienta en mis cuadernos. Te vuelves la musa más ardiente de mi historia y me arden las palmas de las manos intentando contener el desastre.
Por todo lo que fuiste, aún late algo en mí.
Te instalaste en mi subconsciente, y una de cada veintisiete noches te presentas en mi vida y me vuelves a besar.
Dije que volvería a ti un día de lluvia, pero la tormenta nunca paró en mí y aún así no te he encontrado.
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