XVI

Me desconcierta esta inquietud cuyo origen no logro encontrar.

Se derrama el temblor por mis venas y me sacude este frío que emana por debajo de mi ropa. 

Cuento hasta tres en cada inhalación.

En cada exhalación.

En los espacios que se crean entre ida y pingala.

Y aunque siento una cuerda tirando de mí hacia atrás, yo me aferro al presente afilando mis colmillos.

No son señales sino consecuencias, detalles de la vida que transcurren sin explicación. No hay un por qué ni un para qué, sólo este momento absurdo en el que, a pesar de todo, me pierdo una vez más.

El silencio que anticipa las decepciones y este recuerdo de que ya no, de que ya nunca.

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